La accesibilidad en entornos públicos y privados es un derecho individual, y garantiza que todas las personas tengan condiciones para utilizar, de forma segura y autónoma, los espacios, equipamientos, mobiliario y servicios. Según la organización Panamericana de Salud, en América Latina existen aproximadamente 85 millones de personas con discapacidad, de las cuales el 50% está en edad para trabajar.
Pero la accesibilidad no debe limitarse a los lugares físicos. También significa superar las barreras para la participación de las personas en todos los ámbitos, incluido el entorno online, tan presente en la vida cotidiana de tantos
Con el objetivo de garantizar inclusión y la accesibilidad en lo digital, La Convención Internacional de Derechos de las Personas con Discapacidad (CIDPD) tiene varios apartados al respecto.
Por ejemplo, en su artículo 9 establece: “los Estados Partes adoptarán medidas pertinentes para asegurar el acceso de las personas con discapacidad. En igualdad de condiciones con las demás, al entorno físico, el transporte, la información y las comunicaciones, incluidos los sistemas y las tecnologías de la información”
El uso de Internet tiene una enorme importancia en la vida cotidiana de los usuarios, ya sea para socializar, comprar, trabajar, estudiar, pagar facturas o informarse. Y es justo que este acceso sea posible para todos.
Con respecto a Iberoamérica existen 90 millones de personas con alguna discapacidad, eso representa el 9% de la población mundial, según CEPAL. No obstante, está población siempre ha presentado más problemas para su inserción en la sociedad, tanto en lo digital como en el mercado laboral.
Por ejemplo, en Brasil 48% de la población sufran una situación de exclusión. De ahí le sigue Ecuador con un 38%, Costa Rica con 36%, Uruguay con 35% y Colombia con 33%. Esta problemática también se extiende al sector digital, a pesar de varios de estos países ser firmantes del CIDPD.
La realidad de la accesibilidad digital dista mucho de ser ideal. En Brasil, uno de los países con más cibernautas, menos del 1% de los sitios web son accesibles. Por tanto, no están preparados para la inclusión.
Y el problema no se limita a América Latina. En 2019, el 69% de los participantes en una encuesta realizada en Inglaterra afirmó haber abandonado sitios web debido a las barreras de accesibilidad encontradas.
Al igual que es fundamental garantizar la accesibilidad de las personas con discapacidad en un autobús, en una universidad o en un edificio, también lo es en los sitios web y en las aplicaciones. ¿Y cómo funciona esto en la práctica?
La accesibilidad puede y debe tenerse en cuenta durante todo el proceso de construcción de un entorno virtual. Desde la elaboración del diseño hasta la preparación del contenido.
Algunos puntos clave que deben contemplarse para garantizar la accesibilidad son:
– Descripción textual de las imágenes;
– Jerarquía de títulos para facilitar la lectura y la comprensión;
– Enlaces y accesos directos para la navegación;
– UX aplicada para facilitar la jerarquía y el acceso a la información.
– Los colores deben seguir reglas de contraste que contribuyan a la identificación de los elementos;
– Enlaces fácilmente identificables;
– Cada elemento informativo, como los iconos, necesita un texto descriptivo;
– El usuario debe tener control sobre las animaciones de la plataforma, para no entorpecer su experiencia de navegación.
– Las imágenes, los iconos, las tablas, los GIF y los gráficos deben tener una descripción de la imagen;
– Los contenidos de vídeo deben tener descripción de audio;
– Los contenidos de vídeo deben tener subtítulos;
– Todos los contenidos de vídeo deben tener traducción en libras;
– El 100% de los contenidos de audio deben tener también una transcripción completa en texto; De preferencia voz activa, sin figuras retóricas ni términos inusuales;
– Los textos deben tener una estructura sencilla, con frases y párrafos cortos;
– No utilices cursiva;
– Los hipervínculos dentro de los textos deben indicar el destino del enlace.
Además de los sitios vinculados a empresas privadas, y teniendo en cuenta la importancia de la información proporcionada por los portales de los organismos públicos, el Gobierno Federal proporciona materiales específicos con las directrices que deben seguirse para garantizar la accesibilidad de estos entornos virtuales – que contienen desde una cartilla sobre la codificación correcta del sitio hasta directrices sobre el contenido.
La mayor ventaja de construir un sitio web accesible es la inclusión y la igualdad entre los usuarios. Pero para una empresa, los beneficios van mucho más allá. Después de todo, hay más de 60 millones de personas que necesitan una plataforma accesible. Obteniendo posibles nuevos usuarios para tu sitio.
Una plataforma con mayor rendimiento, mayor usabilidad, también presenta una ventaja competitiva en relación con los competidores. Cuanto mejor y más accesible sea el sitio, con mayor compatibilidad con dispositivos, sistemas y navegadores, más visibilidad y mejor posicionamiento en los motores de búsqueda como Google.
Al invertir en accesibilidad, también ofrece una comunicación actualizada y empática, contribuyendo con una imagen positiva para su empresa. Una marca que invierte en la inclusión y la igualdad, que ofrece un cambio real, tiene mucho más valor para los usuarios.
La accesibilidad es una excelente opción para las empresas que han invertido en la igualdad, la empatía y la construcción de cambios reales en la sociedad. Y, al final, los resultados van más allá de la ciudadanía: tienen efectos positivos para su marca.