He trabajado durante más de 11 años en el departamento financiero, poseo una visión muy clara de lo que significa Capital dentro de una organización: el dinero, el principio, el fin y la importancia de este. Los últimos eventos que hemos atravesado, junto con experiencias pasadas que tuve, me llevan a repensar lo que es capital y a realizarme las siguientes preguntas: ¿Qué está pasando con las finanzas en el mundo? ¿Acaso el único propósito es el capital?
Quienes trabajamos directamente con finanzas, inversión, retornos, utilidad y márgenes, la mayoría de las veces, pensamos que el objetivo principal de una empresa es la utilidad, la reproducción del capital neto y el crecimiento. Nos han programado para pensar así.
Desde el año 2008, donde hubo una tremenda crisis, “Subprime”, los bancos han impreso las divisas a una gran escala y se ha interferido en los mercados con la finalidad de salvaguardar la seguridad económica, lo que antes de la actual pandemia… ha funcionado en numerosas ocasiones. Pero eso no es todo, también hemos trabajado con tasas de interés cero e incluso tasas de interés negativas con el único fin de mantener el ciclo económico y el crecimiento.
En la actual crisis financiera que vivimos, existe también un Subprime, pero este es mucho peor, pues cuenta con diferentes proporciones. Creamos dinero nuevamente ($6 billones solo en los EE. UU. En 2020) y lo inyectamos directamente en títulos de deuda corporativa. En teoría, la respuesta es sencilla, cuando la oferta de capital es mayor, también lo es la inflación y consecuentemente menor el valor del dinero. Ray Dalio en uno de sus artículos más conocidos “The Changing Value of Money”, afirma que sería lo mismo que jugar Monopolio, excepto que en este caso los jugadores estarían a punto de abandonar el juego debido a la falta de capital. La diferencia es que en el monopolio el banco emite más y más billetes y todos siguen jugando, pero en la vida real, los precios son fijos.
Estamos en una crisis y una nueva normalidad, el dinero vale mucho menos y se volverá más trivial e inútil cada día, saldremos de esta crisis y llegarán nuevas, y se emitirán más billetes, la filosofía “Cash is King” será distinta y llegará la filosofía “Cash is Trash”. Esta es la realidad actual y futura. Teniendo en cuenta esto, ¿qué puede hacer una empresa si el capital ya no es el dinero?, ¿qué debemos buscar? La respuesta financiera lógica sería: acciones, bonos corporativos, bonos del tesoro, cheques, y todo lo que implica dinero sólo que en otra forma. Pero en mi opinión, creo que el capital será algo mucho más profundo que solamente las finanzas. El nuevo capital será la dinámica, la colaboración y las relaciones que creamos diariamente. Es decir, la cultura.
Los hombres de negocios, sobre todo estos últimos años, han sido testigos de un cambio de comportamiento en los profesionales de la actualidad. Los trabajadores ya no buscan solamente un buen salario y una línea de carrera interesante, sino que ahora ellos eligen en qué empresas trabajar por su cultura, por su razón de ser. Es justo por esto que es necesario crear organizaciones que satisfagan esa necesidad, anhelo y energía dirigiendo sus esfuerzos hacia un propósito, hacia la creación de una cultura sólida basada en un propósito en miras hacia “el Nuevo Capital”. Después de todo, en 10, 20 o 30 años, todas las empresas deberán ser tecnológicas. Simon Sinek, en su libro “The Infinite Game”, nos da a entender el concepto de un negocio es un juego infinito.
El propósito de una empresa no es ganar, sino la razón de su prosperidad, o sea el núcleo de sus valores y principios, el cual se encuentra presente en las personas que trabajan para ella. Si las empresas llegan a internalizar este concepto, serán empresas exitosas a futuro.
Nassim Taleb, en su libro “Antifrágil”, también nos enseña el concepto de antifragilidad, donde una empresa encuentra oportunidades en el shock, se adapta y se transforma en algo mucho mejor. Esta antifragilidad esta relacionada con esa obtención y acumulación de lo que yo llamo “Nuevo Capital”. El cual es el que proporciona poder y voluntad para transformarse en lo que requiere para lograr su objetivo.
He laborado durante mucho tiempo en empresas que han creado capital sin parar, y se han convertido en grandes corporaciones, pero también he visto desplomarse estas grandes organizaciones las cuales en la búsqueda sin fin de seguir produciendo dinero, fueron llevadas a la ruina. Fui testigo de la pesadilla de cualquier emprendedor al ver que tus ilusiones pueden desaparecer de la noche a la mañana. Nunca fue falta de capital, fue falta de elementos más esenciales, que se confundieron con el dinero. Al ver todo ello, me di cuenta de que cuando el propósito del dinero predomina, otros aspectos más importantes se olvidan, se deprecian o se eliminan. El dinero se convierte en pobreza y cuando es necesario enfrentar retos más grandes como el de ahora, no sirve.
Me di cuenta de que el valor real está en los detalles, en la visión, la cultura, lo que nos une. Aprendí que cualquier negocio no tendrá éxito a largo plazo sin esos valores. La realidad es que estamos en una nave espacial, buscando dominar el universo y encontrar vida extraterrestre. El dinero es el combustible para llegar, sin él, no lo lograremos. ¡Pero recordemos que ni siquiera despegaremos del suelo sin la nave! es esta quien nos llevará hasta allá. Esa nave somos nosotros, una cultura, un propósito.
En esta crisis, nos dimos cuenta de que los activos verdaderos son las personas, como ya expliqué el Capital Monetario perderá su valor y se convertirá en el “Nuevo Capital”, el cual radica en la gente y la cultura. Solo así, tendremos “el flujo de caja” necesario para llegar a nuestro objetivo. Esta es la causa, el resto es la consecuencia.