Durante muchos siglos la brújula fue uno de los recursos más utilizados por exploradores. Contribuyó a marcar la dirección para la conquista de nuevos territorios y la orientación de los próximos pasos de una jornada. Cientos de años más tarde esta pequeña herramienta ganó un aspecto más moderno.
Hoy en día, se puede comparar esta brújula con una empresa que define su concepto y su propósito organizacional – una guía importante para todos los involucrados en un negocio. En la práctica, significa el motivo de existir para la empresa. Representa el aporte o lo que es capaz de hacer para la sociedad y cómo su legado es importante.
La migración para los canales online crea nuevos puntos de contacto e identificación entre marcas y clientes. Para aprovecharlos es necesario un plan estratégico, considerando el comportamiento del público objetivo y buscando formas de conectarse con ellos durante el ciclo de compra. El secreto está en entender y entregar la experiencia deseada.
El movimiento de las compras online no es algo nuevo, sin embargo, es una tendencia que se elevó con la pandemia y que continuará creciendo. Buena parte de los consumidores prefieren hacer sus compras online, evitando el contacto físico. Esto trajo innumerables oportunidades para el e-commerce.
En Brasil, un estudio de Google reveló que el 18% de las personas suelen comenzar su jornada con una nueva marca durante el Black Friday. Mientras tanto, otro 78% vuelve a comprar en una misma tienda después de hacer la primera compra durante fechas de descuentos.
La idea es que las marcas consigan un retorno efectivo de ese conjunto de estrategias inteligentes, garantizando una experiencia excelente para los clientes. La inversión en promociones y construcción de una base de datos asertiva – gracias a la tecnología y los procesos claros – son imprescindibles para que las empresas mantengan a su cliente en el radar.
Mantener ese engagement solo es posible con una buena estrategia de información. La inteligencia de datos es todo lo que las empresas necesitan para tener un base rica y asegurada, con diversas informaciones del cliente. Así, es viable agregar los datos para conseguir analizar de manera asertiva y aprender de ello.
El mapeo de datos consiste en el mapeamiento de toda oportunidad para recolectar y almacenar los datos del cliente. Recordando, que existen tres grupos grandes de estos.
El catastral es el más básico y fácil de obtener, como el correo electrónico, por ejemplo: Las transacciones que son todos aquella que se refieren a los movimientos y compra que el cliente tiene con la marca. Te notifican la última compra, si compras por debajo del ticket medio, entre otros puntos, permitiendo realizar mejores segmentaciones.
Finalmente, los comportamientos ayudan a comprender las preferencias del consumidor, proporcionando las herramientas necesarias para un enfoque personalizado.
Para que sea efectivo, el mapeo de datos debe caminar en conjunto a la tecnología, esto es fundamental para almacenar, actualizar y capturar los datos. También debe respetar leyes como la Ley General de Protección de Datos, esta tiene acción en áreas que trabajan directamente con un alto volumen de datos – como es el caso del marketing de performance.
El LGPD hace más claros los límites de las agencias para trabajar con la información obtenida, sea propio del cliente o de terceros. Por eso, es necesario invertir en un planeamiento lo más estratégico y responsable posible.
La cultura del propósito representa una oportunidad de formar capacidades dentro de las organizaciones en favor de la vida de millones de trabajadores. Al reconocer la fortaleza de este concepto, es posible tener las herramientas necesarias para revisar procesos, pedir ayuda, promover el impacto, involucrar y obtener en el futuro un retorno financiero sustentable.